STRATEGIC SOURCING: MOMENTO DE PRIORIZAR Y REORGANIZAR LOS ESFUERZOS
América Latina ha logrado enfrentar de manera favorable los recientes impactos a nivel mundial y ha exhibido un desempeño sólido durante el año 2022, registrando un crecimiento económico del 4,1%, según las Perspectivas Económicas de América Latina emitidas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo, se proyecta que este crecimiento se modere a un 2,3% al cierre del presente año. A pesar de este rendimiento positivo, es importante señalar que la región se sitúa por debajo de otras zonas geográficas a nivel mundial.
No obstante, gracias a una efectiva gestión macroeconómica (políticas monetarias restrictivas y resilientes para mitigar la inflación, aumento de inversión extranjera directa, estabilidad en la tasa de empleo formal) la región se encuentra en posición de abordar de manera proactiva problemáticas de índole estructural para el 2024.
Entre estas problemáticas se incluyen la baja productividad, los niveles reducidos de inversión y la rigidez existente en el mercado laboral; y precisamente uno de los pilares a atender, declarado por la Organización Internacional del Trabajo durante el foro empresarial en Lima de este año, es la necesidad de aumentar la productividad en América Latina.
Las presiones inflacionarias externas están disminuyendo y la estabilidad de los precios ha contribuido a la moderación de la inflación general; sin embargo, estos precios siguen siendo elevados en términos históricos y afectan a las principales industrias de las economías de la región.
En este escenario, el strategic sourcing surge como herramienta estratégica fundamental para las empresas latinoamericanas. Su implementación eficaz no solo permite la optimización de costos, sino que también potencia la eficiencia operativa, colocando a las empresas en una posición ventajosa para el crecimiento sostenible en un entorno económico dinámico.
Les comparto 3 aspectos específicos a desarrollar durante el 2024:
1. Profundizar las prácticas con el propósito de optimizar el uso de los recursos. Establecer un equipo de trabajo multidisciplinario (dirigido por procesos centrales del negocio) para identificar y cuantificar el uso de los recursos en los procesos de la empresa (línea base), cuantificar las mermas e ineficiencias producto del crecimiento y tecnología utilizada durante la pandemia, evaluar la pertinencia de tercerizar / eliminar / cambiar / integrar / automatizar.
2. Desarrollar proveedores para asegurar flexibilidad en categorías estratégicas. Revisar exhaustivamente los términos y condiciones vigentes de insumos / materiales / servicios relevantes del presupuesto, colegiar volúmenes de consumos optimizados bajo un horizonte tri anual, identificar proveedores del mercado, establecer las estrategias de negociación (metas diferenciadas por categorías) que aseguren la entrega de al menos 2 o 3 proveedores por categoría, conducir el proceso de negociación y monitorear el desempeño con las promesas de valor definidas.
3. Especializar a los proveedores locales. Definir dentro la estructura de abastecimiento un equipo dedicado al desarrollo de insumos / materiales / servicios sustitutos que provean flexibilidad y especialización a procesos específicos de la cadena de valor. Prototipos y pruebas piloto deberán realizarse de forma acotada y con objetivos específicos que las áreas asociadas a procesos centrales establezcan, priorizando el desarrollo y garantizando una puesta en marcha exitosa en consecuencia. Deberán enfocarse exclusivamente en aquellas que entreguen retorno en los primeros 12 meses.
La incertidumbre que ya caracteriza el corto plazo exige que las empresas adapten sus prácticas de abastecimiento y relacionamiento con proveedores para responder con eficacia y flexibilidad en base a una demanda variable en el futuro.
(Nota publicada originalmente en América Retail)